viernes, 11 de diciembre de 2009

A soñar otra vez, en mi Viejo San Juan


          Ese día los adoquines resplandecían bajo el sol inclemente del Viejo San Juan. El salitre se respiraba en el aire de la Calle Norzagaray. Las fuentes de las Plazas Coloniales de la ciudad tiraban chorritos de agua caliente donde se bañaban palomas. Entre los adoquines y la acera estaba Bob, lleno de hollín, barbudo, gritándole obscenidades a una alcantarilla. En la playa frente al Capitolio, Carmen andaba insolada, buscando, tal cual tesoros, latas vacías en la arena. En la Plaza de Armas, el cuerpo ulcerado de Robert le daba almuerzo a las moscas.
      
      Los deambulantes del Viejo San Juan no son sólo parte del paisaje, también son parte de la comunidad. Para el año 2007 el Departamento de la Familia cantaba victoria diciendo que quedaban 20 personas sin hogar en el casco urbano. Es evidente al transitar por la ciudad que las cifras han aumentado. A las 7:30 de la mañana de ayer, eran 35 los que habían ido a tomar un baño y café a Las Duchas, centro que ofrece servicios para deambulantes en La Perla. Según las matemáticas de Ariel Pagán, quien duerme en la Plaza Colón hace 2 años y medio, el número de personas sin hogar en el Viejo San Juan haciende a los cien. Los números oficiales son inciertos pues la mayoría se basan en la cantidad de deambulantes que reciben servicios en centros de rehabilitación. Los que se resignan al fatalismo de la calle y de la adicción, no cuentan en las estadísticas. Aun así, los 6,000 deambulantes que habitan la ciudad capital, como cuantifica la Oficina de Salud y Comunidad del municipio, representan una cifra alarmante.

       La adicción a drogas es la razón principal para la deambulancia, y más aún en un lugar como el Viejo San Juan, donde las drogas tienen mayor demanda que las chiringas. Con las estampillas de las bolsitas de droga que están tiradas por cada esquina, alguien podría comenzar una colección digna de e-bay. Las estampillas representan la marca de la droga y, como si fueran elaboradas por un publicista que trata de apelar a la cultura popular, se identifican por “Filiberto”, “Sandungueo”, “Gárgola”, “NBA”, “Wu Tan Clan”, entre muchas otras. La mayoría de los deambulantes tienen problemas de adicción.

- Sí muchachita, eso es asííí. Lo que más usan es la anestesia de caballo. Me dan pena, parecen zombis. ¿Tú los has visto?”-  preguntaba solemne Carmen Maldonado. Carmen, de 46 años y madre de cinco, es adicta al crack y hace 6 años que la playa de La Perla es su residencia.

      Es importante aclarar que no todo el que deambula es adicto. En el 2003, un estudio realizado por la Comisión para la Implantación de la Política Pública para las Personas Deambulantes reveló que sólo el 50.8% de las personas sin hogar tenía algún tipo de adicción. Otro 23% tenían problemas de salud mental. “No todo el que está en la calle es adicto a la anestesia de caballo. Hay mucho alcohólico. Están los que fuman crack y hay mucho paciente psiquiátrico. El deambulante es primero paciente psiquiátrico”, enfatizaba Pagán.

       Es curioso que el alcoholismo figure como una de las adicciones más comunes de la amurallada ciudad pues esta droga es legal. Sin embargo, el uso de la heroína, mezclada cada vez más con anestesia de caballo, parece de mayor gravedad debido a los rastros que deja en el cuerpo de los usuarios. Las ulceras creadas por las drogas intravenosas se dorman debido a la falta de higiene en el proceso de inyección. La Dra. Arcady Rodas, quien colabora hace 4 años curando heridas en un pequeño cuartito en Las Duchas, explica que las jeringuilla que se utilizan usualmente están sucias y, al penetrar la piel, introducen bacterias. A esto se le añade que el usuario no pueda conceguir la vena y deposite la sustancia corrosiva en las capas superiores de la piel. Las ulceras se van conectando hasta formar llagas más grandes. La infección llega al punto de exponer los tendones y el hueso de las extremidades de la persona. Todo el que ha visitado el Viejo San Juan sabe de lo que se trata.

      Es claro que el uso de la heroína entre los deambulantes del Viejo San Juan es alto. Aun así, no se encontraron cifras exactas sobre las tendencias de uso para cada tipo de droga en la población que deambula en esta región.


Solidaridad Comunitaria

      ¡Vengan y visiten Las Duchas!, lee el panfleto informativo del centro. De primera instancia parece tratarse de un parque acuático. En Las Duchas corre el agua pero no necesariamente con fines recreativos. Este centro, ubicado en el callejón Padre Venard en La Perla, es uno de los varios que administra la Parroquia San Francisco para que deambulantes acudan a asearse, cambiarse de ropa, recibir servicios médicos y a poner algo en el estómago. El lugar opera con donativos que hace nueve años recolecta su coordinadora, Ramonita Pons.

     A sus 75 años, la figura inquieta de Ramonita impregna de optimismo el cuarto semioscuro. Allí encontramos un mostrador, lavadoras y, por supuesto, duchas. Acababa de amanecer y de una de las duchas salía rozagante el participante #2. A cada persona que recibe servicios se le asigna un número. El número, junto con el nombre se le escribe a una cajita donde se guardan los artículos de primera necesidad del participante: cepillo, pasta de dientes, desodorante, navajas, gel de pelo… “Esta cajita es la casa de ellos, es lo único que tienen”, comenta Ramonita. “Algunos llegan aquí tan pestilentes que tenemos que salirnos del cuarto. Entonces se bañan, les damos ropa limpia y mira como salen”, decía señalando al participante #2. Hasta el 27 de octubre de 2009 el centro había recibido a 1137 deambulantes.


        Además del baño, eldesayuno y la ropa limpia, la Dra. Arcadys Rodas y la hermana Sor María Rosa de Jesús ofrecen servicios básicos de curetaje de heridas. Estas heroínas aprovechan el momento del curetaje para exhortar a los usuarios a la rehabilitación. En la Perla hay un dispensario medico pero debe presentarse la tarjeta de la Reforma de Salud para recibir servicios. Si el paciente no la tiene, se le envía a la Clínica Hoare, en Santurce.


Para sumar esfuerzos, los voluntarios de la Parroquia San Francisco convocan médicos los miércoles y, luego de ofrecer una cena a las 6 de la tarde, improvisan un pequeño hospital detrás de la iglesia donde se atienden enfermos. Si hay pacientes que necesitan medicamentos, los voluntarios caminan una cuadra hasta la Farmacia Luma que dona cierta cantidad de fármacos mensualmente. La trabajadora social de la parroquia explica que el acceso a servicios médicos y a medicamentos es el mayor reto a la hora de asistir deambulantes.

      Esos son sólo dos ejemplos de la labor comunitaria que se hace en San Juan. La Fundación Iniciativa Comunitaria, dirigida por el Dr. Vargas Vidot, también aporta su granito. De hecho, es de las pocas organizaciones, si no la única, que le provee jeringuillas limpias a los deambulantes. Hay quienes opinan que los deambulantes están en el Viejo San Juan por el punto de drogas. Magali García Ramis, residente de San Juan hace décadas, opina que se quedan en el Viejo San Juan por que la comunidad los acoge. Por su parte, la directora auxiliar de la Oficina de Salud y Comunidad, María Luisa Rivera, argumenta que esta población permanece en la cuidad por el ingreso que reciben para el vicio por parte del movimiento turístico. Cuando le preguntamos a Carmen sus motivos para establecerse en San Juan respondió: “Es fácil pa conseguil pa comel y pa sobrevivil. El que apesta y el que está sucio por ahí es por que le da la gana. La mayoría de lo residentes son bueno. La mayoría entiende el problema de la ambulancia.”


Labor Gubernamental

        Rivera comentaba que la Oficina de Salud y Comunidad de municipio de San Juan cuenta con siete millones de dólares que distribuye entre programas a servicios a mujeres maltratadas, envejecientes , ex confinaods y deambulantes. Mediante Casa Nuestra Gente, uno de los dos albergues del municipio, se coordina los miércoles la visita de una guagua a la Plaza Colon donde los deambulantes se pueden bañar y recibir ropa limpia. Según Nitza Rodríguez, directora de Casa Nuestra Gente, si el deambulante quisiera ingresar a un programa de rehabilitación la brigada coordinaría con AMSSCA o con Hogares CREA para que lo admitieran. Muchos deambulantes no acuden a la guagua pues, como indicó Ariel Pagán, “ellos van en coordinación con la policía. Hay policías dentro de la guagua.”

       Decía Rivera que, a diferencia de otros municipios, en el Viejo San Juan hay muchas organizaciones de base comunitaria. “ Para competir por los fondos federales hemos formado una coalición con éstas organizaciones”. Al indagar sobre la aportación del gobierno en Las Duchas, Ramonita ripostó: “Si hacen algo, aquí no hacen nada. Yo creo que ni el alcalde sabe que ésto existe, y llevamos nueve años.”

       La Parroquia San Francisco tampoco recibe ayuda alguna del gobierno. En la pintoresca ciudad las labores comunitarias se hacen con donaciones y no con el pedazo de pastel federal.


Las Alternativas

        Es obvio que la situación se le ha salido de las manos al gobierno. En el Viejo San Juan es la comunidad la que lleva el batón. Sin embargo, la dispersión de los servicios hace que el proceso de rehabilitación y de reinserción en la sociedad se interrumpa; te bañas aquí, tramitas el trabajo acá, te dan la metadona allá, y así sigue.

     Los servicios de salud existen, el problema es que ésta población logre acceso a ellos. En muchos programas para admitir al adicto le piden pruebas de tuberculosis, exámenes de VIH, documentos. Los trámites y el transporte representan un reto dentro del proceso de rehabilitación. En la burocracia se quedan muchos intentos.

      En adición a tales encrucijadas debemos añadir que la rehabilitación es voluntaria pero la iniciativa de muchos de los deambulantes está sólo dirigida a resolver el vicio. Es fundamental que el sistema no dificulte el acceso a los servicios pues la media de recaídas de un adicto es de 11 veces antes de lograr la rehabilitación. Cuando el deambulante finalmente llega a una sala de emergencia su cuadro suele ser crítico y el tratamiento costoso. Hay muchos modelos para lidiar con esta problemática. Es fundamental encontrar el que mejor se inserte a nuestra sociedad. La Dra. Arcady Rodas habla de crear cuadrillas de búsqueda activa donde constantemente se aborde a los deambulantes para darle servicios

       Hay muchos modelos para lidiar con esta problemática. Es fundamental encontrar el que mejor se inserte a nuestra sociedad. La Dra. Arcady Rodas habla de crear cuadrillas de búsqueda activa donde constantemente se aborde a los deambulantes para darle servicios médicos y, de acceder a la rehabilitación, proveer transportación y tratamiento inmediato. Es urgente que el gobierno combine esfuerzos con la comunidad. Que en vez de sectorizar sirva como agente unificador 
 
        De paso por la Norzagaray extrañé la imagen de Robert, empujando con sus manos huesudas su silla de ruedas. La tarde calló y con ella los sueños de los deambulantes del Viejo San Juan.

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